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Relatos Cannabiscultura

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  • #31
    Respuesta: Relatos Cannabiscultura

    A partir de aquí los relatos recibidos en MARZO


    OTRO PUNTO DE VISTA

    Sé que nunca nadie se hubiera fijado en mí, mi color era apagaducho, es más, diría feo
    en comparación a mis hermanos, más altos y poderosos que yo. Mi cuerpo era débil y
    quebradizo, bastante encorvado. Por este motivo siempre estaba triste y acomplejado,
    olvidado totalmente por mi dueño David, ese hombre alto moreno de voz algo ronca
    que a veces venía con sus amigos y apenas me prestaban atención. Solo se dedicaban a
    mirar a mis hermanos mientras reían y fumaban sin parar. La tristeza podía conmigo y
    cada vez se reflejaba más en mi apagada tez con aspecto casi marchito, siempre
    pensaba que mi vida era realmente triste en comparación a la de mis hermanos.
    Pero un día todo cambio para mí , algo extraño pasaba, pero una buena sensación
    recorría mi quebrado tallo como mariposas por un florecido valle jamaicano…
    Mi dueño había entrado en la habitación y había venido mirando fijamente hacia mí ,
    como nunca lo había hecho, con cara de ternura y tocándome suavemente me había
    dicho…
    -Ven aquí pequeño…
    Lo recuerdo como si fuera ayer… luego…suavemente…. me desprendió de mis
    hermanos y me llevo a una maravillosa y fresca cama en un sitio realmente
    calentito y cómodo. Allí me hice amigo de otros como yo durante los 10 días, creo
    recordar, que pase allí.
    Todo era perfecto ahora, mi vida había cambiado totalmente, cada día me
    sentía más feliz entre mis semejantes, y mi dueño ahora nos trataba a todos por igual ,
    me sentía arropado, sentía que ahora pensábamos igual , que sabía todo lo que me
    apetecía en cada momento. Me refrescaba cuando tenía demasiado calor, me abría
    cuando me sentía agobiado , nunca pasaba más de un día sin que viniese a ver como
    estábamos todos refrescarnos un poco y traernos un poco de bebida y comida…
    Lo de que me sentía mejor , se iba notando poco a poco , cada día mi cuerpo
    estaba menos encorvado, me sentía mejor por dentro , mi apagada tez , parecía coger
    color y hasta mis piernas parecían otras, como si me hubieran brotado unas nuevas y
    jóvenes piernas con las que ya estaba preparado para salir al mundo , en busca de
    aventura.
    Un día David , mientras nos daba de beber , comento que ya era hora de que
    empezáramos a comer mejor y que nos mudásemos a un lugar más grande y
    espacioso. Estábamos muy nerviosos todos por el cambio, pero yo aún más, ya que
    sabía que me iba a reencontrar con mis hermanos y no sabía cómo me afectaría.
    Entonces llegó el día , allí estaban mis hermanos
    Guau!! Estaban realmente preciosos, llenos de preciosas flores que llevaban toda la
    vida recogiendo , para poder pagar a su dueño con ellas , todo lo que el también había
    hecho por ellos durante su vida , al igual que hacia ahora conmigo.
    Todo había cambiado en mí , ahora estaba entre mis hermanos y ya no me sentía mal ,
    como antes ,¡ y eso que estaban preciosos ¡, pero ya no era envidia lo que sentía, ni
    pena, ni tristeza , sino todo lo contrario….Estaba feliz!! Feliz por mis hermanos , por
    mis amigos de estos últimos diez días , feliz por mi dueño , y sobretodo feliz por mí ,
    porque sabía que algún día yo llegaría , también , a tener esas maravillosas flores , que
    iba a recibir todos los cuidados que necesitase con el mayor mimo del mundo , que mi
    dueño estaría a mi lado hasta el fin de mis días, y que sus amigos , también tendrían
    ojos para mí y no solo para los demás.
    Desde ese mismo instante lo tenía decidido!!….. iba a encargarme de intentar
    compensar los esfuerzos y cuidados que mi dueño llevaba dándome desde pequeño.
    Y es que no es fácil ser un esqueje más , en un armario de cultivo , pero yo he sido
    realmente afortunado , por eso desde el humo que emana de la boca de mi querido
    dueño , les cuento esta historia de amor entre esqueje y dueño de final feliz , con la
    gran satisfacción que aporta saber que ahora yo , compenso su trabajo con los restos
    mis flores. FIN
    _______________
    .

    Seudónimo: FELECHU
    Editado por última vez por C.Cultura; https://www.cannabiscultura.com/foro-marihuana/member/1988-c-cultura en , 00:14:32.
    - POR UN FORO SIEMPRE VERDE -

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    • #32
      Respuesta: Relatos Cannabiscultura

      “El Inquilino”

      Terrible tragedia acaeció cierta tarde en que un grupo de amigos fumaban tranquilamente en el hogar de uno de ellos.
      Un hombre tosco de apariencia grotesca, consigue abrir la puerta tras introducir SU juego de llaves, mi mirada se obcecó mirando tal individuo que mi vivienda allanaba.
      Se acercó como si nada pasara, como si fuera un familiar lejano, diciendo:
      -Hola buenas, vengo a recoger mi ropa.
      Mi mente se llenó de absurdas historias que podrían haber sucedido para que habitara mi casa un completo desconocido. Sólo acerté a responderle un certero:
      -Vale.
      Tras comprobar que “el inquilino” iba hacia el final de la casa, aproveché la brecha y en dicha coyuntura traté de aprovisionar al grupo de bebidas, pero algo, raudo como el rayo se me había adelantado terminándose cuanto de refrescante quedaba en la nevera... “El inquilino” consume lo que no debiera.
      Nada pasó después... Hasta que un día...
      Con un insomnio digno de un búho, decidí conectarme a Internet a altas horas de la madrugada, cual sería mi sorpresa cuando rondando las 6 de la mañana, apareció “el inquilino” con bastas pruebas de embriaguez, mirándole como pude surgió la siguiente conversación, viendo que no iba hacia la habitación que “ocupó”:
      -Hola- le dije sin saber si respondería.
      -Hola- a esas alturas que tratara de simular su cogorza me resultaba sorprendente y bochornoso, más lo segundo que lo primero.
      -¿Estás cansado?- no, si cuando estoy preclaro, se destila de mis comentarios y preguntas la inusitada sutileza de un cafre bárbaro…
      -Sí- la respuesta era indiferente, al igual que la pregunta, lo único que no carecía de sentido en aquel esperpento roto era que concluyese de inmediato semejante diálogo de besugos.
      -¿Vienes de fiesta?- a veces me doy miedo ¿cómo capto la esencia del comportamiento humano? Aunque “el inquilino” oliese a cualquier cosa excepto a humano.
      -Sí.
      -¿Vas a descansar?
      -Sí.
      -Pues buenas noches.
      -Adiós.
      Parecía algo mezquino preguntando lo obvio, pero ¿qué decirle un señor que podría ser mi padre, cuando mira al suelo como un quinceañero que pillan sus padres borracho?
      Pude enterarme al tiempo que era un amigo de mi madre al que le estaban arreglando la casa...
      ¿Quién sabe cuándo volverá a hacer obras en su casa? Quizá un día veas en tu casa a “EL INQUILINO”...
      Aquí concluía en principio el texto original, aunque siempre hay un pequeño hueco para que de nuevo y sin previo aviso, irrumpa en tu vida… La realidad ridiculiza la ficción. Lo sabía, era consciente de ello, una posibilidad que existía al margen de mi voluntad fue materializándose como un fénix con plumaje de delirios y llamaradas de mal soñar. Allí, otra vez, como un pasmarote, allí, otra vez, yo ciego y el borracho, las estrellas que desde el firmamento televisivo azuzaban la contienda nos enfrentaron sin tregua ni armisticio. Entrevistado en primera persona se me instaba a determinar la locura del tipejo antes descrito y de otro personaje de hechuras semejantes y parejas, ya no lo consideraba “El inquilino”, pero…
      Mi cordialidad y tacto me decían que callara o quedara bien, por ser esta ocasión distinta, mi madre era anfitriona del espectáculo dantesco. Si bien nunca me caractericé por mi corrección política ni mi diplomacia. Alegando pues que ¿quién en este mundo no está algo loco? y que quien más y quien menos debería revisarse los cortocircuitos neuronales que se le formen. Don inquilino calló en el instante culmen de mi argumentativa exposición, el otro sin embargo no pudo frenar su ímpetu descerebrado y el ansia de reconocimiento de su torrente de voz. Adujo que su única preocupación era el precio de la ayuda que necesitaba, claro que a grito pelado, porque como todo españolito sabe por los debates televisivos, tiene más razón quien más fuerte la vocifere…
      Quedan capítulos sin contar de esta historieta, quiero que sepan que no hice más que poner cierto énfasis literario a hechos que viví casi tan extravagantemente como los expongo.

      _______________
      .

      Seudónimo: Fermo
      Editado por última vez por C.Cultura; https://www.cannabiscultura.com/foro-marihuana/member/1988-c-cultura en , 00:14:53.
      - POR UN FORO SIEMPRE VERDE -

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      • #33
        Respuesta: Relatos Cannabiscultura

        LAS OVEJAS HACEN COSAS RARAS


        ¿ALGUNA VEZ OS HABÉIS PREGUNTADO QUE SUCEDE SI LE ECHÁIS DE COMER A UN REBAÑO DE OVEJAS UNA PLANTA DE MARIHUANA?
        YO TENGO LA RESPUESTA.
        HACE COSA DE UNOS AÑOS CUANDO YO TODAVÍA NO CULTIVABA Y TENIA POCA IDEA DE LO QUE ERA LA MARIHUANA PASO ALGO MUY SURREALISTA PERO QUE ERA PARA VERLO.
        PASO A RELATAR LO SUCEDIDO.
        UNA DE MIS HERMANAS VINO UN DIA CON UNA PLANTA ENORME EN EL COCHE, EN SU MACETA Y TODO Y LA GUARDO EN EL GARAJE CON LA EXCUSA DE QUE ERA PARA MI CUÑADO Y QUE SE LA ESTABA GUARDANDO HASTA QUE VINIERA A RECOGERLA ESE FIN DE SEMANA.
        LLEGA MI VIEJO Y VE LA PLANTA, LA TRONCHA DE ARRIBA HACIA ABAJO Y SE LA LLEVA, SE LA ECHA A LAS OVEJAS Y SE VUELVE A CASA Y AL CABO DE UN RATO ME DICE QUE VAYA A ECHARLAS DE COMER PERO LO CACHONDO ES CUANDO LLEGO ALLÍ Y VEO A LAS OVEJAS PEGANDO BOTES A MI ALREDEDOR TAN CONTENTAS POR QUE LES IBA A PONER LA COMIDA, LES ECHO LA COMIDA, ME ENCIENDO UN CIGARRO Y ME PONGO A DOS METROS DE ELLAS A MIRARLAS EXTRAÑADA PORQUE EL COMPORTAMIENTO QUE TENÍAN ERA MUY RARO, LAS VEO QUE SE ACERCAN A COMER TODAS DANDO TUMBOS Y DE LAO A LAO, LAS VEO QUE SE PONEN A COMER SUBIÉNDOSE UNAS ENCIMA DE LAS OTRAS Y A PEGARSE EMPUJONES Y A SALTAR Y SUBIRSE ENCIMA DEL DORNAJO PARA COMER Y PONERSE A EMPUJARSE CONTRA LAS ALCANCÍAS Y GOLPEARSE UNAS CONTRA LAS OTRAS, ESTO ES SOLO EL PRINCIPIO, CUANDO TERMINARON DE PEGARSE POR LA COMIDA Y TERMINARON DE COMER SE VOLVIERON A PONER A DAR SALTOS Y VUELTAS EN CÍRCULO, Y YO ALLÍ FUMÁNDOME UN CIGARRO Y NO SE ME OCURRE MÁS QUE LA BRILLANTE IDEA DE SACARME EL PAQUETE DE TABACO DEL BOLSILLO Y MIRARLO ENTERO POR DENTRO Y POR FUERA, CIGARRO A CIGARRO PARA COMPROBAR QUE NO ME HABÍAN CAMBIADO EL TABACO Y QUE LO QUE VEÍA ERA REAL, APAGO EL CIGARRO QUE TENGO ENCENDIDO Y ME ENCIENDO OTRO, Y VUELVO A MIRAR A LAS OVEJAS QUE SE HAN PUESTO A CAMINAR Y VAN HACIENDO ESES DE UN LADO A OTRO, SE PONEN A COMER HIERVA Y CUANDO AGACHAN LA CABEZA HACIA EL SUELO EMPIEZAN A CAERSE DE LADO Y DE BOCA AL SUELO Y SE QUEDAN AHÍ TIRAS COMO SI NO PUDIERAN LEVANTARSE O ESTUVIESEN DEMASIADO COLOCADAS COMO PARA INTENTARLO, PERO ESO NO ES TODO LO MEJOR ERA VER AL CARNERO INTENTANDO TIRARSE A TODAS LAS OVEJAS, ESO YA ERA LA OSTIA, LA MITAD DE LAS OVEJAS POR LOS SUELOS DEL PEDO QUE LLEVABAN Y EL CARNERO ALLÍ SUBIÉNDOSE ENCIMA DE TODAS PARA INTENTAR FOLLARSELAS, PERO ERA INCREÍBLE ADEMÁS QUE EL CARNERO SE MANTUVIESE DE PIE PORQUE EN VEZ DE CAMINAR PARECÍA QUE LO QUE QUERÍA ERA ABRIRSE CAMINO ENTRE LA GENTE DE UNA MANIFESTACIÓN POR QUE IBA DE LAO A LAO Y ERA FLIPANTE VERLO, BUENO PUES YO COJO ME APAGO MI CIGARRO Y VUELVO AL CABO DE DOS HORAS Y EL PANORAMA ERA PARA ESTARSE RIENDO EL RESTO DE LA VIDA, ME ENCUENTRO A LAS GALLINAS PICOTEANDO EN LOS RESTOS DE LA COMIDA DE LAS OVEJAS Y VOY Y ME ACERCO A VER QUE ESTÁN COMIENDO PORQUE SE SUPONÍA QUE NO TENÍAN PIENSO Y ME ENCUENTRO CON QUE TODAVÍA QUEDABAN RESTOS DE LA PLANTA EN EL FONDO DEL DORNAJO Y QUE SE LO ESTABAN COMIENDO Y ME QUEDO MIRANDO A MI ALREDEDOR Y VEO A LAS VEINTE GALLINAS QUE TENÍAMOS TODAS CON LOS PICOS VERDES DE HABER ESTADO COMIENDO HIERVA PERO POR SUERTE LO DE LAS GALLINAS NO FUE TAN GRAVE POR QUE A LO ÚNICO A LO QUE SE DEDICARON FUE A PICOTEAR A LAS OVEJAS QUE TODAVÍA ESTABAN TIRAS POR EL SUELO DEL PEDO QUE SE HABÍAN COGIDO CON LA PLANTA TODAS EXCEPTO EL CARNERO QUE ESTABA CORRIENDO DETRÁS DE LOS GALLOS, SUPONGO QUE QUERÍA JUGAR AL PILLA PILLA, AUNQUE LO DUDO MUCHO, PERO LO MEJOR ES CUANDO VUELVO A ENTRAR A CASA Y LE DIGO A MI VIEJO QUE LAS OVEJAS ESTÁN HACIENDO COSAS RARAS Y MI VIEJO TAN TRANQUILO ME DICE:
        -SERÁ POR EL HIERBAJO ESE QUE LES HE ECHAO ESTA MAÑANA.
        Y EN ESTO QUE LLEGA MI HERMANA Y SUELTA:
        -¿QUIEN HA COGIO LA PLANTA QUE HABÍA EN EL GARAJE?
        Y SALTA MI VIEJO:
        - YO, PORQUE ERA UN HIERBAJO QUE ESTABA ESTORBANDO Y SE LO HE ECHAO A LAS OVEJAS.
        Y MI HERMANA EMPIEZA A FLIPAR Y SUELTA ENTRE DIENTES `` ME ACABO DE QUEDAR SIN MARIHUANAŽŽ Y YO QUE ESTOY AL LADO ME LEVANTO Y SALGO A LA CALLE Y ME VOY A VER A LAS OVEJAS OTRAVEZ AHORA SABIENDO EL MOTIVO DE PORQUE ESTABAN TAN RARAS Y LAS VEO A TODAS CORRIENDO A TODA OSTIA DE UNA PUNTA DE LA CERCA A LA OTRA PUNTA, EL CARNERO PERSIGUIÉNDOLAS Y LAS GALLINAS CON LA CABEZA DENTRO DE LOS BEBEDEROS BEBIENDO AGUA COMO SI HUBIESEN ESTADO TODA LA VIDA SIN PROBARLA, PERO LO MEJOR FUE CUANDO APARECE MI HERMANO Y ME SUELTA:
        -QUE LES PASA?
        Y LE SUELTO YO:
        - PAPA, QUE HA TENIDO LA BRILLANTE IDEA DE COGER LA PLANTA DE MARIA Y ECHÁRSELA DE COMER A LAS OVEJAS, PERO VAMOS QUE NO CREO QUE LES PASE NADA MALO, SE LO HAN ESTADO PASANDO DE PUTA MADRE TODA LA TARDE, AHORA ES CUANDO ESTÁN MÁS TRANQUILAS.
        ESTABAN SÚPER TRANQUILAS CORRIENDO DE UN LAO A OTRO Y A PUNTO DE CARGARSE A UN PAR DE GALLINAS QUE IBAN HACIENDO ESES HACIA LOS BEBEDEROS PERO MUY TRANQUILAS Y SOBRE TODO MÀS FELICES QUE EN TODA SU VIDA.

        Pseudónimo: Maya
        - POR UN FORO SIEMPRE VERDE -

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        • #34
          Respuesta: Relatos Cannabiscultura

          VISITAS DE MIEDO


          Esta mañana me he levantado un poco melancólico,acordándome de mi cuadrilla de infancia.Eramos de miedo,un poquito traviesos,fumetas,por supuesto,así que decidí ir a visitarlos.Me hice un peta de critical y fui a casa del mas fumeta y travieso de todos,mi colega Freddy Krueger.Freddy es un poco guarrete,siempre con el mismo jersey a rayas y un poco feo que es,pues no le hace ningún favor en su vida social.Le hace falta un lifting,es que se afeita de unas maneras con esas manazas que tiene,que algún día se va a sacar un ojo,ahora de momento su cara parece un cogollo de Moby Dick.Es un vago,nunca se lía ni un peta,pone de excusa las manos esas que tiene con cuchillos,aunque prefiero liárselo que sacársela para mear,que es otro problemilla que tiene,ya creo que le faltaba alguna locha.Lo bueno de mi pandilla,es que a nosotros el fumar no nos perjudica a la salud,así que eso no nos matará.Fuimos a ver su interior que está en una escuela abandonada,es grande,unos 4 m2,con 4 focos de 400w,son de los que choriza de las farolas,así deja la calle en ambiente,un poco oscurilla para dar algún sustito.El cultivo es totalmente de Moby dick, ya está casi para cortar, él en eso y en la manicura, tiene ventaja, con esos dedazos que tiene, pero está acojonado porque la guardia civil ha pillado a varios interiores y se ha enterado que Elm Street, la tienen muy vigilada. Bueno, después de una gran fumada llamamos a Michale Mayers para una visitilla, nos dijo que tendría que ser rápida porque el viernes 13 tenía mucho curro y estgaba metiendo horas, que obsesión tiene este tío con el trabajo. Michael, tiene un cierto parecido con Jason, nuestro colega de Texas, que desde que fue allí a vivir ha bajado el censo un 30% un tío aburrido, que se pasa el día afilando la motosierra; lo digo porque se tapa la cara con una mascara un poco fea , tampoco será para tanto, feos serán pero Freddy seguro que es más pero no tiene complejos. Después de una charla distendida. Entre porro y porro veía a Michael un poco colocado, es que el pobre aguanta poco los porros, y como lo vimos un poco nervioso limpiándose las uñas con el cuchillo, le escurría la sangre y nos pringaba el peta, decidimos irnos a visitar a nuestra amiga Carrie, una niña un poco inestable, la verdad que desde que la lió en una fiesta de fin de curso, no fue la misma, la volvió a liar en una disco de Madrid y nos vetaron en todos los sitios por su culpa, pero nos daba pena y no la abandonamos, además tuvo un affari con Freddy que derivó en embarazo no deseado, es que el Freddy al ponerse el condón con esos dedazos lo jodió, y como no tenía más no dijo ni pio, así que la niña se pilló un rebote, que de la mala leche abortó, no sin antes de hacer volar a Freddy hasta el Manzanares pero nos fuimos sin hablar con ella por Freddy se puso melancólico y celoso, cuando la vio levitando con un tipo a través de la ventana, así que nos fuimos a ver al hombre del saco, menudo pieza el tipo, creo que tenía el síndrome de diógenes, pero por mucho que pese el saco, no lo suelta.Nos recibió muy amable como siempre,una copita de chinchón y los dos últimos petas que nos quedaban de critical,joder,ahora sin hierba,pero de repente acercó el saco,metió la mano y comenzó a sacar cosas:un conejo blanco,un fémur,una tibia,un perone,un sujetadoe de Agata Ruiz de la Prada,que preferimos no preguntar que hacia eso ahí,siempre me pareció un poquito rarito,y por fin sacó un bolsón de maria,joder,blueberry,menudo lujo.Nos pegamos la fumada del siglo,acabó con el saco en la cabeza,estilo a los otros,haciendo un ahogado,fumando con el saco puesto,hasta que le dio el bajón,así que lo dejamos allí tirado y nos llevamos la hierba,siempre le hacemos la misma,pués somos algo canguis,jaja.Justo entonces me llamó al movil el fumeta de Nosferatu,a ver donde estabamos para quedar,el estaba de botellón con Hanibal Lecter,un tio antipático,pero mu colega suyo,lo comparten todo,el se bebe la sangre y el otro se come la carne,de ahí sus problemas de colesterol,bastante serios,pues estaba ya hasta con pastillas.Este no fuma,y además parece que nos mira mal al resto cuando lo hacemos,pero se pone ciego de veterano,y nosotros tampoco decimos nada,por eso somos los malmirados de la cuadrilla,pero los mas cachondos.Cuando el camarero les pasó la cuenta tuvieron sus mas y sus menos con el,se les hacía muy cara la ronda,así que nos montaron el numerito,el camarero amenazando con llamar a la poli,incluso saco una estaca de madera y el agua bendita a modo de amenaza,pero Hanibal que no es vulnerable a eso,le dio un bocado que lo dejó en el sitio,así que nos fuimos sin hacer ruido y ellos se quedaron allí al tajo,ya se quedaban a cenar.Nos hicimos otro peta para los nervios,esta vez una hindu Kush,para ponernos lúcidos,cosecha de Nosferatu.Ya de noche,se nos echó la niebla encima y justo pasamos cerca de la casa de la pequeña de la cuadrilla,así que no podiamos pasar de largo.Que poco ilumionada está la casa,casi no vemos ni el timbre de la casa de la niña del exrcista.Allí estaba tumbada en la cama y amarrada,no me daba buena espina,porque había un tio allí venga a leer y gesticular,yo creo que estaba disimulando y ahí había tema.Estaba todo hecho un asco,todo vómitos por todos los lados y el otro venga a echar agua.La pobre tenía mala cara,creo que no habia ido al baño.Se retorcia de unas maneras que no era normal,y con este frio,joder que frio,hazte un peta que me congelo.Le preguntamos que si era su rollito ese de negro,nos dijo que no,que un buén día aparecio por casa y hasta ahora,que no se marcha el tio,pero que ya estaba medio acostumbrada y le empezaba a gustar como vestia,estilo gótico,ademas habla algún dialecto raro que lee en ese libro,y esa agua que me echa me escueze,pero me pone muy cachonda.Nos fuimos en cuanto comenzó a retorcerse de una forma muy rara,muy curvada y con convulsiones,coño,a esta le está dando un infarto y seguro que nos echan la culpa a nosotros,y este de negro tiene pinta de chivato,sal por patas.Una vez en la calle quedamos en hacer una última visita a un buen colega,es muy majo,aunque tiene unos cambios de humor muy malos,será por su complejo,es un poco peludo,vamos a ver al hombre lobo.Después de unos abrazotes,en los que nos pusimos perdidos de pelo,nos enseñó esos pedazo de cultivos que tiene de un montón de variedades de lo mejorcito que hay.Nunca tiene ni ha tenido plaga alguna,a ver quién tiene huevos de instalarse aquí,¡que es el hombre lobo,coño!.Germina siempre en luna llena,y tiene el pelaje lleno de bolas,porque al pasar por entre las plantas se le queda la resina pegada.Siempre ha sido un bruto,pero es un tio majo donde los haya,pero a veces se pone de un genio que muerde.Nos invitó a cenar,carne poco hecha y una cata en toda regla,parecia la cannabiscup.Nos pusimos ciegos probando todo,al pasarle un peta se le apagó,y tanto los apura que al encenderlo se quemó el bigote,se extendió tanto que ardió como si fuese gasolina enterito,nos quedamos acojonados,y a Freddy le traía tan malos recuerdos que salimos por patas de nuevo,somos malos,pero además somos unos cagados del copón,tanto corrimos que aún no me he recuperado,menos mal que somos inmortales,que si no,palmamos fijo.Lo bueno de ser inmortales es que ni enfermedades,ni nada de nada,podemos fumar,beber,comer,jo??..,sin restricción.Acompañé a Freddy hasta casa,última fumada y a dormir hasta la proxima.Volviendo a casa me sonó el movil,era Chucky llorando,que la Barby lo había dejado y quería consejo,le recomendé mi psicólogo,el doctor saw,porque ahora no estaba yo para dar consejos.Con el thc por todo mi cuerpo,pensaba y pensaba y no llegaba a ninguna conclusión,Freddy,el hombre lobo,el hombre del saco,etc,pero y yo,¿Quién soy y de que conozco a toda esta gente?

          Pseudónimo: kracken
          - POR UN FORO SIEMPRE VERDE -

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          • #35
            Respuesta: Relatos Cannabiscultura

            RELATOS DE MAYO


            LA ALDEA PRÓSPERA


            Había una tonelada. El inglés revolvía y examinaba la mercancía, ayudado por un extraño aparato que medía de algún modo la calidad, datos que apuntaba en un cuaderno. Abdelsamad se afanaba en el empaquetado, anudando los embalajes con suficiencia marinera. Luego le dijo algo al inglés, puso el lápiz detrás de la oreja y ambos se dirigieron hacia donde estábamos sentados. El tipo habló en su idioma, sin preguntar si alguien entendía. Salvo Abdelsamad, ninguno de nosotros sabía inglés, pero tampoco hicimos comentario alguno, a fin de cuentas los expertos en transporte éramos nosotros y sabíamos perfectamente lo que debíamos hacer. Abdelsamad no se molestó en traducir.
            Cargamos un fardo cada uno a una señal suya y le seguimos en fila india hasta el patio, junto a la puerta de salida. Abdelasamad tiene un hijo llamado Driss, un crío de no más de diez años a quien dio una orden precisa. El niño salió a la calle brincando y botando una pelota. Hubo un rato de silencio donde solo se escuchaba el ruido monótono de la pelota contra el muro que rodeaba el enclave. De pronto vimos la pelota asomar por encima del muro, Abdelsamad se levantó de un salto y el inglés dio dos palmadas mientras murmuraba, "c'mon, c'mon, quick". Salimos por la puerta y le seguimos.
            Quedaba poco para el anochecer, la luz crepuscular definía nítidamente el sendero que tendríamos que recorrer hasta lo alto de la empinada colina. Cuando llegásemos a la parte alta estaríamos expuestos a la vista desde la aldea, pero entonces ya sería noche cerrada. Uno de los porteadores tuvo un traspiés y a poco que nos vamos todos rodando de vuelta al punto inicial. No pasó la cosa a mayores, aunque la cara del inglés no reflejaba ninguna simpatía por lo que consideraba una torpeza. Dijo algo expletivo en su idioma, pero catorce miradas pendientes de su reacción le debieron imponer algún respeto, así que regresó de nuevo a la cabeza del convoy.
            Tomamos el primer descanso. Lo trabajoso era solo esa subida, luego vendría lo difícil, y por fin llegaríamos a lo peligroso. Salvando estas tres circunstancias, un buen puñado de billetes nos esperaba. El inglés iba a buen paso, se adelantaba para abarcar visualmente el grueso del grupo y nos esperaba en lo alto de la colina. Nos vigilaría al descender hasta la costa por el escarpado acantilado. La bajada se realizaba con una pequeña plataforma de madera a modo de montacargas que se manejaba con un ingenioso sistema de poleas. Esto era "lo difícil", pues los salientes de la roca obligaban a maniobrar precariamente y se necesitaban dos paradas técnicas para un correcto descenso. La segunda parada era clave.
            En esa segunda parada hay una cueva, invisible desde cualquier perspectiva firme. Al llegar a la altura de la cueva todo estaba preparado. El que descendía tenía que impulsarse con las manos contra la pared para salvar un escollo. Una vez logrado el propósito, dos tirones de cuerda indicaban que podía continuar el descenso. En ese momento nos deshacíamos del fardo, cambiándolo por otro idéntico, pero que estaba lleno de forraje, barro y ramas. Ahmed el cabrero estaba escondido en la cueva y se encargaba de facilitar el cambiazo.
            La existencia de esa cueva solo es conocida por la gente de la aldea. Ofrece una amplia cavidad y la descubrió la desesperación. Antaño, un grupo de soldados arremetió a balazos en la aldea contra todo lo que se moviese. Nuestros antepasados, que habían permanecido ajenos a un conflicto que se desarrollaba a pocos kilómetros, huyeron colina arriba y descendieron por ese acantilado, procurando salvar la vida. Algunos cayeron a las rocas pereciendo al instante, otros fueron abatidos en el empeño, las mujeres demostraron una sorprendente agilidad puesto que se salvaron todas. Esto fue gracias al tatarabuelo de Abdelsamad, quien en la bajada descubrió la cueva y se fueron ocultando. Los soldados estuvieron mucho rato disparando a ciegas, luego se fueron. La cueva cobró instantáneamente el aprecio de lugar sagrado, y permaneció como secreto generacional. Nadie ajeno a nuestra aldea sabía de su existencia. Nadie en la aldea, ni siquiera el peor de todos nosotros osaría jamás a revelar el enclave a ningún forastero. Esa cueva, además, nos daba prosperidad.
            Abajo a las rocas, empezaba propiamente "lo peligroso". Un fardo de setenta kilos a la espalda y los equilibrios necesarios para no descalabrarte en las resbaladizas y cortantes rocas necesitan de una buena dosis de práctica. En caso de resbalar y caer había dos problemas. En primer lugar el físico, pues las heridas serían considerables, pero lo peor es si se abría el fardo y revelaba su falso contenido. El mismo riesgo correríamos si alguno de los marineros que esperaban la carga le diese por hacer una segunda comprobación de la mercancía. Era poco probable, puesto que los fardos iban fuertemente ajustados y tenían una capa impermeable que se inutilizaría para el resto del trayecto, habría que empaquetar de nuevo y el lugar y las circunstancias no se prestaban a ello. Pero no era el primer "palo" que dábamos, así que corríamos el riesgo que viniesen sobre aviso.
            Todo transcurrió sin mayores contratiempos. Tras los catorce descensos y ascensos nos encontrábamos de nuevo en lo alto de la colina junto con el inglés, que viendo alejarse la lancha sonreía satisfecho. Regresamos a la aldea por el sendero a buen paso. La mujer de Abdelsamad era una excelente cocinera, había preparado sopa de maíz y tagine de cabra, con al menos tres buenos panes para cada uno. Luego Abdelsamad hizo el té, acompañado de dulces de miel y el inglés repartió cigarrillos, dejando varios paquetes en la mesa. También ofreció whisky, y aunque secretamente todos deseábamos probarlo, nadie se atrevió a aceptar. Lo que hacíamos era fumar kif como posesos. Al cabo, Abdelsamad me miró con un guiño de elocuencia, quedaba la última parte del trabajo.
            Me escabullí sibilinamente del grupo, salí del recinto y caminé pegado a la pared por las sombras hasta llegar a una puerta. Imité con los dedos el galope de un caballo y enseguida me franquearon el acceso. Aadil me dio el teléfono, marqué el número convenido y una voz me respondió "Comandancia de la Guardia Civil, ¿en qué puedo ayudarle?" Mi respuesta fue simple "Capitán Torbado". Al poco una voz alegre al teléfono me saludó. Le dicté la situación de la lancha y el punto de acceso probable. Colgué sin despedirme y regresé al grupo del mismo modo que había venido. Continuamos la fiesta hasta que fuimos cayendo dormidos en el sitio, agotados del esfuerzo y del kif.
            Al amanecer nos despertó el ring del teléfono móvil del inglés. Puede ver su cara agravarse repentinamente, se levantó de un salto mascullando palabras que solo podían ser blasfemias. Abdelsamad se interesó teatralmente, "¿algún problema, jefe?". El inglés le escudriñó, la mirada enrojecida inflamada de odio, pero no vio más que ignorancia. "Damn the police, damn it a million times, they've intercepted the boat!!! How? How? Hooow!!!" Acto seguido salió por la puerta, subió a su vehículo y se fue sin decir adiós. El próximo cliente tendría más suerte, solo hacíamos un cambiazo de cada cuatro, aunque a estos últimos les hubiesen detenido e incautado la mercancía, no tardarían en saber que los fardos no contenían droga, pero culparían de ello a la corrupción en la policía. Y por cada uno que sospechase, otros tres jurarían que la calidad de nuestro kifi es el mejor de la zona y el trato honrado e inmejorable. Es una aldea próspera, la nuestra.



            Pseudonimo: mundoplatano
            Editado por última vez por C.Cultura; https://www.cannabiscultura.com/foro-marihuana/member/1988-c-cultura en , 13:06:54.
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            • #36
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              LA EDAD DEL KUSHIFAISE


              ¡Camarero! ¡Cam-m-m-arerooo! ¿Me lía usted otro kushifaise de una vez? Y haga el favor de utilizar el humedecedor, que le he visto antes liando con la lengua. Se supone que esto es un bar elegante y por eso mismo es más caro que otros, mínimo tiene que haber un buen servicio, míiinimo. Que estemos aquí metidos por obligación y no poder ir a otro no les da derecho a relajarse en sus deberes sociales como lugar de esparcimiento. Si quiero ir a un bar de zona limbo que vendan alcohol en la trastienda, ahí me lían un kushifaise como se hacía tradicionalmente, en papel de laser ionizado, no en esas mierdillas protónicas que utilizan ahora para darle aromas que la marihuana no tiene. La marihuana es la marihuana, a mi no me la toquen, ¿es o no es, señores? Pues si lo es, exijan láser ionizado, y para encenderlo, mechero de siglo XX que produce lo que los antiguos llamaban "llama de mechero". Por fin está aquí mi bendito kushifaise, apártense, necesito un espacio vital de 75cm o llamaré a la policía. No me mire así, ese señor ya ha llamado dos veces y no le vi protestar entonces, pague usted como todo el mundo el desplazamiento de la dotación o se lo pongo más fácil: apártese. Gra-ciásss.
              Aquí tiene mi carnet de capacitación, ahora deme el mechero, y no se moleste, sé como provocar la llama sin ayuda. He sido galardonado con dos estrellas iqweb, dos, y no se fíe de mi cara porque la vea joven, es solo maquillaje de éste del moderno, pero tengo 109 años. El kushifaise me sienta bien, ¿sabe usted? Me relaja, me sintoniza con el ambiente y no me veo empujado a llamar a la policía, incluso no me importa tanto que esté liado con papel protónico, en realidad no le da sabor, es sólo un poco más caro, pero igual que el otro. Ahora bien, si somos unos cuantos, podríamos convocar una marcha con holopancartas para exigir láser ionizado. ¿No se animan? Conozco de una agencia que alquila gente para hacer multitudes donde un primo mío trabaja de gerente y nos puede hacer un buen precio. Desde que el Gobierno de Gestión Terrestre está en Marte, apenas nos niegan nada. En realidad les da igual, gobiernan por deporte.
              Yo vengo todos los días, me conocerá usted por el número y el color de las manos, las llevo al natural, nunca uso guantes de esos biónicos para neutralizar el color, si me tintaron las manos cuando me iniciaron en la Alianza de Naciones de morado, las muestro con orgullo, por honra a mis padres, que eran muy conciencio-politizados y seguían proclamas individuales de políticos piramidales del tiempo de los mecheros. Y las estrecho igual a un simple manoazul que a un respetable manoverde, y hasta a un miserable manoíndigo de la zona limbo, si me demuestra que está integrado y con chip. Y me he fumado mi kushifaise, claro. Basta de risas, podría considerarse apología del racismo y según las últimas encuestas un 43% de la población es o ha sido espía. ¿Ven lo que digo? Ya está aquí la policía, preparen las tarjetas bancarias. Me pido de los últimos, que aún tengo que apurar mi kushifaise. Usted, defiéndame. Puede usted bajar la exclusión espacial a 50cm, si quiere. No hay de qué, caballero, en la necesidad debemos apoyarnos unos a otros, pero no pase usted de 50cm que llevo conectada la alarma de intromisión. Gra-ciásss.
              Acabé mi kushifaise. El sol lucía con agradable temperatura, arrojando sombras cóncavas que trazaban formas caprichosas sobre la calle vacía de gente, destacando sobre ese polvo azufrado refulgente de ámbar y brillos diamantinos. Pese a su intolerable toxicidad, no está exento de belleza y le otorga al conjunto un aire de cuento prodigioso con ciudad áurea, aunque no haya príncipes y esas figuras que tanto hace que desterramos y que un día rigieron nuestros destinos, presentes hasta los albores de la Alianza de las Naciones. Aspiraba con devoción el olor de mi atmósfera infantil proveniente de los pasillos de la galería, aquellos sulfuros, aquellos gases psicoinducidos que tantas veces salvaron a la raza humana de una extinción segura y coloreaban el aire de añil. A pesar de las mamparas, aún llegaba hasta nosotros. Tal vez emanaba de nosotros mismos, arrastrado desde nuestro último confinamiento. Siento placer recordándolo, pero el WC está ocupado.
              Ya van seis meses esta última vez, camino del record de todos los tiempos, algo está cambiando en el clima, aunque esa sospecha siempre me lleva por los caminos de mi percepción conspirativa y siento ímpetu de conectarme telepáticamente a iqweb, pero sale carísimo. Mejor bajar al sexto nivel a trabajar un poco. Mientras esperamos, tendremos que seguir fumando los kushifaises en los bares habilitados, pero en cuanto los niveles de radiación lo permitan, lo primero que pienso hacer es ponerme unos guantes biónicos índigo e irme a la zona limbo a que me líen un buen kushifaise con papel de láser ionizado, y pienso fumarlo en la terraza. A ver quien es el valiente que me lo impide.
              Ah, ¿que a usted no le importa? Pues apúnteme para un segundo, con su mierda de papel protónico, y otra vez a la cola ¡será por tiempo libre! ¿De qué color son sus manos, sénior? que contrariedad, rojas, entiendo que use guantes biónicos, pero no hay de qué avergonzarse, yo mismo tuve un antepasado que bailaba desnudo en las polibodas, aunque nunca llegaron a encarcelarle. En cuanto se pueda salir va a venir a fumar estos impresentables kushifaises la señora madre del camarero, observe qué torpeza, ¿se ha fijado? La fiesta está en la zona limbo, aquí dan grima hasta los kushifaises. ¡Quiero saliiir! Gra-ciásss.


              Pseudónimo: El flippy
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              • #37
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                MACARIO SIN PLANTA



                Pereira es el tipo de moda, no le des más vueltas. Su planta creció tanto que accedía a ella tanto desde el suelo como desde el balcón del primer piso, como del ventanuco del entresuelo. Subía y bajaba frenético por las escaleras, ora en la parte baja podando chupones, ora en medio buscando orugas, ora en el balcón recortando los rebrotes de la apical. Todo el mundo tiene su planta en su jardín o en su terraza, es el orgullo de nuestra nación y principal motor económico. Y cada cual la tiene más grande, pero ninguno como Pereira. Lo de Pereira es otra cosa. No le vayas a preguntar por sus secretos, unas veces te dice una cosa y otras lo contrario, o de otra manera que no tiene nada que ver. No le pidas un esqueje a Pereira. No se lo pidas porque no te lo va a dar, y no porque sea un miserable ruín y tacaño, ni porque tenga un especial aprecio por esa genética, que se puede conseguir en cualquier lado. Le puedes pedir que te done un riñón y Pereira saca la navaja y se opera allí mismo, pero no le pidas un esqueje.
                Lo de Pereira es un prodigio. Un día le enseñaron fotografías de unas plantas de más de 5 metros de altura y, ¿qué dijo Pereira? Bah. Eso dijo. ¡Bah! El mundo dice "aivá", pero no es el caso de Pereira, no es el tipo de persona que vas y le enseñas unas plantas monumentales y dice "aivá". Es de aquellos que vas a su casa y tiene una más grande.
                Piko Velasco es su vecino. Piko Velasco es único en el mundo. Su planta resinaba tanto que recogía churretes con un cuchillo de mantequilla y los untaba en su cigarrillo como quien tiene un grifo de aceite de hachís. El brillo de sus tricomas deslumbrare a más de un conductor que circulare por su calle. Cuando cosechaba, los cogollos se endurecían de tal manera que había que calentarlos con mechero. Piko Velasco es un extremista peligroso, una mirada larga a su planta y sus perros te destrozarían en instantes. No le pides tampoco un esqueje a Piko Velasco porque sería como pedir a un cocodrilo que te dejase calentar los pies en su garganta.
                Y si no que le pregunten a Puri Molina, la cuñadísima, la hacedora mayúscula de epopeyas de la urbanización y su blueberry de veinte cabezas. Tienen ojos, todo lo saben, su jardín situado en la parte alta y céntrica, cuñada del promotor. Su blueberry tiene múltiples apicales fruto de largos procesos, pero el misterio no radica en la imposible competencia, sino en el hecho de que cada una de las veinte cabezas de la planta de blueberry de Puri Molina apunta hacia cada una de las viviendas del resto de los vecinos, así que dicen que sus cogollos encierran microcámaras y por eso Puri Molina lo sabe todo de todo el mundo. Sabe cosas de tí mismo que ni tú mismo sabes. Prueba a ir y pedirle un esqueje, fácilmente te responderá que dejes de masturbarte en la cocina.
                Macario Gonzálvez sabe que pierde el tiempo, esos engreídos jamás partirán una rama para donar un esqueje a un ser abyecto como él. Macario pagando errores, nadie quiere darle un esqueje, esa urbanización es sólo para gente con clase, con un pasado cultivador del que sentirse orgulloso, mientras que Macario fue de los últimos prohibicionistas. Ahora se arrastra por las urbanizaciones pidiendo perdón y esquejes, pero las puertas se cierran una tras otra. Carlos Romano no cierra la puerta, permanece de pie con los brazos cruzados y la mirada intimidatoria. Su planta no es el monstruo de Pereira, ni tiene el fulgor de la de Piko Velasco, ni la mitad de cabezas que la de Puri Molina. Es tan solo una afgana perfecta, simétrica, en formación de ataque. Carlos Romano alza el mentón y clava la mirada en un punto desde el que en breves pasos podrá observar la espalda de Macario.
                Macario pasa de largo, mira a la planta, pero pronto dismula su atención con otro objeto más allá. Su hoja roja de marihuana colocada en la espalda significa que era un prohibicionista del anterior régimen. Se salvó de una muerte casi segura a manos de los muchos que encarcelaron sus leyes, que optaban por quemarle en la plaza pública, como dicta la nueva Constitución, pero el juez iba puesto y de muy buen rollo y le conmutó la pena, obligándole a portar ese signo doquiera que vaya, a fin de prevenir incautos. Pasado el ímpetu inicial, ya no corre demasiado peligro, aunque alguna piedra mal intencionada sí que le han arrojado sin molestarse en esconder la mano. Si consiguiese un esqueje, lo plantaría y cuidaría, está sinceramente arrepentido, y se justifica con que aquel era el trabajo al que estaba obligado por sus superiores, lo cual todo el mundo sabe que es mentira, pero arrepentido sí que está.
                El sol se pone, otro día perdido, Macario. En las avenidas y los bulevares las plantas reinan a las puertas de las casas. Solo hay una en cada, claro, pronto llegará la fiesta de la cosecha y todo son intercambios, así que da igual la variedad que plantes, podrás acumular la misma cantidad de múltiples gustos y colores. Pero tú no, Macario, aún no has encontrado un alma caritativa que te de un chupón para enraizar, aunque tenga skunk. Tu casa no tiene planta, Macario, es una casa triste e impersonal, con una banqueta y una radio que tiene hipo que ni siquiera te puedes entretener mirando pasar a la gente por la calle porque el alféizar está lleno de cagadas de paloma. Y con esa marca en la espalda, nadie entraría en un banco de esquejes, a no ser que tuviese una media puesta en la cabeza. A veces ,lo piensas, ¿verdad o no, Macario? ¡Contesta rápido!

                Pseudónimo: Er salao!
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                • #38
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                  HUMO Y PEDALES

                  Desmenuzo el hachís con dedicación, el polen de marruecos que conseguí la semana pasada no necesita calor, sólo convertirlo en polvo húmedo, pequeños grupos de tricomas con un aspecto amarillo y un sabroso olor característico.
                  Saco un cigarro del Marlboro pocket pack, mi papel de smoking silver 200 y continuo desmenuzando hasta que mi tanita me dice que ya he desprendido 0,2 gramos de la china. Es la combinación perfecta para el porro solitario, la cantidad exacta de hachís mezclada en una justa proporción de tabaco que se envuelve de una sola vuelta en el papel de liar.
                  Bajo en el ascensor, me pongo los cascos y prendo el canuto. Es una tarde soleada de otoño en Valencia, una ligera brisa recorre las calles, insuficiente para que el humo no se pierda lejos y pueda disfrutarlo con el sentido del olfato. Me jode un huevo cuando el viento no me deja disfrutar de un porro, las caladas incluso saben mal.
                  Camino despacio, suelo evitar el transporte público porque me estresa, la gente corre hacia todos lados con cara de preocupados. Take it easy, las cosas hay que hacerlas bien, pero con calma y concentración, no con prisa y nerviosismo.
                  En la calle en cambio encuentras de todo, suena ?Bodily functions?, de Mathew Herbert y la gente se mueve al ritmo de la música. Pasa un chaval corriendo y sus pies marcan las cajas de fondo, el muñequito verde del semáforo parpadea al ritmo de la música y acabo encajando las largas caladas en algún sonido de la canción. Mi percepción del mundo está acompasada por una mezcla de CBD, THC y música deep house.
                  Saco el botellín de nestea y le doy un trago, el frescor se pega a las paredes de mi garganta y me da combustible para coger una bici en uno de los múltiples puestos que han instalado en toda la ciudad. Me flipa ir fumado y andar en bici. La compenetración de las habilidades motoras es plena y estoy atento al tráfico inconscientemente mientras divago en mi mundo.
                  Paso por la calle de urgencias del hospital clínico, veo caras largas en la terraza de enfrente mezcladas con la despreocupación del personal vestido de verde, que aprovecha el descanso para tomar un café y charlar tranquilamente. Veo al mismo gorrilla de siempre con sus largas rastas rubias casi rozando el suelo, todo sigue igual. Rodeo las terrazas llenas de estudiantes bebiendo quintos de cerveza al precio dos por un euro y esquivo los bártulos y plantas que el chino exhibe en la puerta de su tienda.
                  Todo se improvisa, sorteo semáforos cambiando de la calzada a la acera y viceversa, me veo a mi mismo desde un coche adelantándole y saltándome el rojo mientras pienso ?mira qué carbón?. Cuando no puedo cruzar, prendo de nuevo el canuto y fumo, aprovecho para observar uno de tantos parques que hay en la ciudad, todo sigue verde, miro al cielo y sigue azul despejado, me agrada y sonrío pedaleando suavemente hacia mi destino.
                  A lo lejos, diviso el puesto de bicis vacio esperándome para aparcar. Abandono a mi compañera de viaje y apuro las últimas caldas. En uno de los bancos de la calle una pareja discute, lo sé por las miradas, las expresiones, los gestos. Hay quien me dijo un día que al ir con los cascos y la bici por la calle me estaba perdiendo muchas cosas, pero yo creo que simplemente se ven desde otra perspectiva.
                  Miro hacia otro lado donde encontrar mejores sensaciones y sin darme cuenta ya he llegado. Me quito los cascos, saludo a mis colegas y entro a pedir, sonrío a la camarera y le digo ?un par de quintos, por favor?.

                  Pseudónimo: Sibarita Sais.
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                  • #39
                    Respuesta: Relatos Cannabiscultura

                    FLIPANDO EN COLORES


                    Estaba todo preparado. Mi amigo enfrente de mí, los dos sentados en el suelo de rodillas, mirándonos el uno al otro. En el centro, un teléfono móvil reproduciendo King without a crown En la mano de mi amigo estaba lo que nos había llevado ahí. Era la primera vez que se me daba a conocer el término cannabis alucinógeno. Estaba algo nervioso, pero sabía que la experiencia me iba a encantar, como me había explicado mi amigo, mi hermano.
                    Éste encendió el denominado vulgarmente ?porro triposo? y se lo llevó a sus labios. Dudó un segundo y aspiró el humo. Tras un breve tiempo de silencio su rostro comenzó a hablar por él. Su cara de placer ya me desvelaba el futuro inminente que me esperaba. Y entonces llegó mi turno, la hora de fumar.
                    El viaje del humo hacia mi interior se me hizo eterno, ya que su objetivo no eran mis pulmones, sino mi propia alma. Ya no había vuelta atrás, todas las cartas estaban echadas sobre la mesa boca arriba, solamente había que dirigirse hacia la recompensa.
                    De repente, sin previo aviso más que el del humo saliendo por boca, comenzó todo. Se me abrió la puerta más grande de mi vida, presidiendo a la gran catedral del mundo sensitivo que se me estaba revelando. La luz atravesaba los vitrales rompiéndolos, dándome nuevas percepciones imposibles. Sentía el olor del rojo, el sonido del violeta y la sonrisa del amigable verde que impregnaba mis venas con su cálido caudal. Todos los colores unidos con mi ser bajo una bandera incolora, transparente y desnuda, sincerándose con aquél que quisiera sentir su mensaje.
                    La música cabalgaba siempre manteniéndose a mi lado, fiel y cariñosa, compañera perfecta.
                    Cuando cerré los ojos fue cuando comprendí que siempre había estado ciego, y que ahora, por fin, se me desvelaba todo ante mí. Sólo había tenido que atravesar ese peaje donde sólo los más sabios cruzan, para darse cuenta que realmente la ignorancia es la verdadera madre de la sapiencia.
                    Todo permanece a nuestro alcance, absolutamente todo. Simplemente hay que saber activar la compuerta que nos impide conocer el mundo sin movernos del sitio.
                    Dejando que nuestra amiga se consumiera, acabamos de disfrutar la experiencia dejándonos llevar por los remolinos lentos que nos columpiaban a los extremos de nuestra recta vida, que ahora se dividía en multitud de ramificaciones. Me uní a todas ellas riendo como nunca antes lo había hecho. Era la risa que me merecía por haber nacido y haber vivido, la risa más real y necesaria de toda mi vida.

                    Muy lentamente la experiencia se acababa, el reloj cada vez hacía girar más despacio su aguja en sentido contrario, para, al final, hacerlo en su dirección correcta. Todo volvía a su sitio, a la tridimensionalidad estática de un mundo aburrido, que sería interpretado por mi razón de una forma totalmente distinta a partir de ahora. Una realidad codificada con sus mejores valores escondidos esperando a ser desvelados.
                    Estaba encadenado de una forma sentimental a este mundo anterior. Quería volver a él inmediatamente, aunque sabía que hoy ya no podría ser. Este nuevo universo me provocaba nostalgia y ganas de embaucarme otra vez en esta gran aventura, a ser posible con billete de no retorno.
                    Cuando me despedí de mi amigo y me dirigí hacia mi casa, sólo podía pensar en la experiencia que me acababa de ocurrir, que me había metamorfoseado por completo.
                    Fue entonces cuando tuve la visión, casi como una revelación divina. Vi la puerta monumental entreabierta, con un fino haz de luz que me indicaba la actividad que ahí dentro continuaba, y comprendí que, estuviera donde estuviera, todo ese mundo estaría ahí esperando a que me adentrara en él cuando quisiera.
                    Sólo tenía que cruzar la puerta.
                    Solamente eso.

                    pseudónimo: cannabik_deejay
                    - POR UN FORO SIEMPRE VERDE -

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                    • #40
                      Respuesta: Relatos Cannabiscultura

                      A PARTIR DE AQUÍ LOS MESES DE JUNIO-JULIO-AGOSTO


                      VARIEDADES CLÁSICAS



                      Fascinado por lo que estaba observando, el Profesor Sam Spuntman no podía quitar el ojo del microscopio. Sus compañeros de laboratorio le propinaban empujoncitos apremiantes para que les dejase el turno, pero él, obsesionado, repetía "no hay turno, no hay turno, esto es mío sólo". Ponían cara de fastidio y le recriminaban su comportamiento infantil, al tiempo que utilizaban tretas para hacerle perder el precario equilibrio que mantenía al borde de la banqueta giratoria, pero se aferró con dos manos a la mesa protegiendo el microscopio con codos y brazos, y hasta se erguía lanzando medias coces para defender su espacio.
                      El doctor Spoonmaker arengaba a sus compañeros, pero se limitaba a abrir y cerrar sus diminutos puños a una distancia prudencial. Inútilmente se alzaba de puntillas y daba saltitos que apenas llegaban a la altura del hombro, futil esfuerzo. Rendido, se conformaba con preguntar con voz en falsete "¿de qué color son los tricomas? al menos díganos eso, profesor Spuntman" Pero no se conformaría con oirlo de su boca. Sabían que solo podía tratarse del resultado positivo de la ferviente búsqueda que tantos años había perseguido en innumerables horas de trabajo e investigación. "¿Son de color cobalto, verdad? Sabemos que son de cobalto...", mascullaban con un deje herido. La grimosa risa del profesor Spuntman era un inequívoco si.
                      "Seré muy famoso" Repetía con soberbia, mientras aseguraba la muestra en un envase de agar, que depositó en su bolsillo.
                      Se produjo un gran tumulto ante su inminente abandono del laboratorio. "No puede irse sin enseñarnos la muestra, no puede demostrar de otro modo que ha ganado" gritaba el doctor Spoonmaker, coreado por los dos hermanos profesores, Karl y Rudolph Haze. "Puedo hacer absolutamente lo que me plazca" insistió el profesor Spuntman, "y no siento ninguna necesidad en demostrarles nada. Ahí tienen sus microscopios, tienen tiempo de buscar su ridículo blanquiverde, yo ya tengo de lo que buscaba. Les recuerdo que ustedes se negaron a colaborar conmigo diciendo que era más seguro el blanquiverde, mientras que yo, sí, yo, Samuel L. Spuntman, he encontrado el tricoma cobalto sin su ayuda. Ahora discúlpenme, pero tengo mucho trabajo y he de irme".
                      Cerró la puerta violentamente y quedarón los tres allí, boquiabiertos e incapaces de articular sonido alguno. Al cabo, Spoonmaker tomó la palabra. "Amigos, ese engreído de Spuntman se presentará en la Feria Mundial con una cogollo de color cobalto. Sin duda ganará todas las copas, y nuestro blanquiverde aún no tiene siquiera el verde apreciable. Incluso, aunque lo lográsemos a tiempo, ¿qué puede hacer un cogollo de tricomas blanquiverdes contra uno de cobalto? Es sin duda nuestro fin como investigadores, adiós subvención, ¡acabaremos en la calle sin medios para subsistir! ¿Qué podemos hacer?"
                      El profesor Karl Haze y el profesor Rudolph Haze cruzaron a la vez los brazos y se llevaron una mano a la barbilla en actitud pensativa, mientras caminaban en círculos alrededor del laboratorio buscando una solución a sus problemas, a veces parándose y agarrando las manos a la espalda, a veces alzando el índice como a punto de dar con la solución, solo para encontrar un nuevo impedimento y seguir con su enconconado paseo por el exiguo espacio.
                      El profesor Rudolph Haze paró en seco, lo que hizo que su hermano Karl mimetizase el gesto sin calcular la fuerza centrífuga y sin querer pisar el talón del doctor Spoonmaker, que aulló de dolor. "Maldita sea, ¡mire por donde va, que se desmadra usted, Haze!" Sin embargo el científico no se había parado en vano, pues de su laureada mente de nuevo brotó un halo luminoso. "Ya sé. Debemos matarle sin ser vistos y adueñarnos del brote. Luego será fácil reproducirla"
                      El doctor Spoonmaker ponderaba silencioso los riesgos. Había oído decir que los asesinatos estaban prohibidos por la ley, sin embargo no consideraba que también pudiese afectar a los científicos. Siempre podían decir que estaban realizando un experimento o alguna otra inteligente disculpa. No obstante se vio en la necesidad de matizar algunos detalles. Arenga y luego estrategia: ése era el orden de las cosas.
                      "Seguro que en vez de trabajar se ha ido a su casa a ver la televisión, ya pensando en como gastar su dinero. Debemos seguirle. Llamaremos a la puerta y cuando abra, le matamos. Luego nos encargaremos de recuperar la muestra para no dejar pruebas. Amigos, ya huelo el éxito. ¡Tendremos un cogollo de brillante azul cobalto y diremos que es sólo nuestro! ¿Se dan cuenta de toda la fama que conseguiremos? ¡Ni en mis mejores sueños! Y pensar que ese cretino de Spuntman dio con el secreto de activar el terpeno luminoso... Lo pagará caro." Karl Haze aplaudió entusiasmado el plan, mientras que Rudolph fue más contenido, pues consideraba que la idea era suya. Spoonmaker siempre quería ser el protagonista de todo, solo eso, y a él le costaba más expresarse. A pesar de todo, era un hombre sencillo que no gustaba de enfrentamientos ni discordias, así que no hizo objección alguna.
                      Con una idea horizontal atravesando cual saeta sus privilegiadas mentes, tres figuras silenciosas en bata blanca caminan hombro con hombro tras los pasos de un hombre con sombrero de fieltro. Escondidos tras una farola, esperan que el individuo penetre en su casa. No bien cierra la puerta, el Doctor Spoonmaker da la señal: "¡Ahora!" Corren torpemente y se plantan frente a la puerta. El profesor Rudolph Haze dice "¿y ahora qué?". El profesor Karl Haze no es un científico que le guste abandonar el laboratorio vanamente, así que interviene decidido. "Pues seguiremos con el plan, llamaremos a la puerta, y en cuanto abra, uno de nosotros lo mata. ¿Han traído ustedes algún arma?" El doctor Spoonmaker muestra un bisturí, sonriendo fieramente y con rugidos entrecortados.
                      Es el hierático profesor Karl Haze de nuevo quien acude al rescate con su proverbial pragmatismo. Razona que con un bisturí será difícil matarle por sorpresa, pero su residencia está a pocos metros de la del profesor Spuntman y dispone de un revólver con munición, lo que llena de asombro y admiración a su hermano y a su compinche.


                      (sigue...)
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                      • #41
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                        (...viene de la pág. anterior)

                        Decidieron ocultarse tras unos setos mientras Karl trotaba en dirección a su casa. Al rato regresó con el arma envuelta en una bolsa. "Es por si alguien nos espiase desde lejos, así solo se ve una bolsa del supermercado. Está cargada, solo hace falta apuntar y disparar. Tengan cuidado porque tiene retroceso y se pueden lastimar". Spoonmaker y Rudolph Haze deciden para mayor seguridad sujetar el revólver a un tiempo, para evitar accidentes, apostados frente a la puerta. Karl Haze cubre cuidadosamente el arma con la bolsa y se adelanta para llamar al timbre. "No disparéis hasta que me quite" advierte.
                        Una sirvienta ataviada con cofia abre y pregunta qué desean, lo que bloqueó momentáneamente a los tres científicos al no haber considerado este obstáculo. No obstante, no se tiene una mente con más capacidad que la normal porque sí. El profesor Karl Haze la utilizó para improvisar y no despertar sospechas. "¿Sería tan amable de decir al profesor Spuntman que estamos aguardándole? Humm... ¡Traemos un mensaje! de...eee ¡un familiar suyo!". Intercambiaron miradas aprobatorias, era una posibilidad creíble.
                        El ama de llaves les rogó que esperasen y volvió sobre sus pasos para informar al profesor de la inusual visita. El profesor Spuntman le hizo varias preguntas a su fiel asistenta, y golpeándose la palma de la mano con el puño pensó "Ya está, vienen a matarme y quitarme el cogollo cobalto".
                        Se disponía a enfrentarse a los acontecimientos cuando se detuvo en seco. "Creo que correré menos riesgos si me defiendo". Acelerado regresó hasta un estrecho pero alargado armario que había en el pasillo, del cual extrajo un fulminante Winchester. Subió las escaleras y se asomó al balcón del primer piso. Pudo observar sin ser visto como Rudolph Haze y Spoonmaker sujetaban un revólver a cuatro manos, mal envuelto en una bolsa de plástico, mientras Karl Haze aguardaba paciente con las manos en la espalda, dispuesto a retroceder ante los inminentes estallidos.
                        El profesor Spuntman contuvo la respiración para apuntar, ayudándose de los barrotes del balcón para mayor estabilidad. Consecuentemente tras apretar el gatillo, un disparo certero acabó con la vida del profesor Karl Haze. El doctor Spoonmaker y el profesor Rudolph Haze alzaron la vista sorprendidos. No era posible que en un mismo día les aventajase dos veces. Comenzaron a disparar hacia el balcón y él hizo lo propio hacia ellos. La escasa distancia jugó un papel importante en la trayectoria de los proyectiles. El segundo disparo le había acertado en el estómago, mortal de necesidad, pero aún le quedaron fuerzas para abatir a sus asesinos. Tras exhalar, abrió un poco la mano dejando ver la cajita de agar con el brote.
                        Alertada por el ama de llaves, una dotación de la policía se aproximó a comprobar la gravedad de los hechos. El agente recogió y observó apreciativo la muestra, que guardó como evidencia, con cuidado de no ensuciar los pantalones de la abundante hemoglobina. Tranquilizó al ama de llaves, diciéndole que tal vez se trataría de algún experimento, "ya se sabe estos científicos, no se les puede juzgar por las leyes normales". Sin embargo, de vuelta a la comisaría para tramitar el correspondiente atestado, escuchando un cassete con los éxitos de Ennio Morricone, se le puso la carne de gallina y sufrió una repentina crisis existencial, decidiendo dar un quiebro a su vida y dimitir ipso facto de su puesto como agente de la poli. Giró por la nacional cuatro hacia el horizonte dejando como único rastro el polvo del camino, llevando consigo el brote del cogollo cobalto, que llegó a mis manos a través de un catalán que tenía una tienda de ultramarinos en su misma acera y el tipo le debía dinero.
                        Y ése es, amigos, el auténtico origen de la Killing Doctor's Haze.

                        seudónimo: rafaeletorero
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                          CHARLY

                          Todos los viernes acudía a pillar costo a la misma esquina a la misma hora, en una ciudad pequeña como Gijón más o menos nos conocíamos todos y a cada uno le convenía estar al tanto de las vicisitudes y horarios del otro, al camello le convenía saber a qué hora yo salía del ensayo en los bajos del Molinón, y a mi me convenía saber a qué hora se tomaba las birras el Charly en su garito, así que los viernes aunque no quedábamos los dos coincidíamos casualmente en la esquina de Dindurra con la Costa, el Charly era un tío de unos cuarentaypico que fue mi mejor camello hasta ese día, había estado en la Legión y cobraba un pequeño sueldo del Estado, lo de vender chocolate lo hacía a pequeña escala para completar una nómina mísera, según él mismo contaba, solíamos alternar en los mismos tugurios pero siempre hacíamos negocios en esa misma esquina, y por lo que yo se el Charly nunca se atrevió a ejercer su oficio en interiores, me imagino que tenía sus esquinas y sus clientes fuera del círculo habitual, o como me dijo la primera vez que le pillé, «su oficina era virtual», el caso es que su costo era bastante mejor que el de la competencia, esa fue la primera razón por la que le pillé pero luego sabiendo sus usos y costumbres era más por lo fácil que me lo ponía que por otra cosa,en Gijón siempre hubo mucho camello pero en una época que todavía no había móviles a veces se hacía muy difícil encontrar uno, cosa que nunca me pasó con el Charly, siempre que se me acababa el material, el Charly aparecía misteriosamente como si tuviera un vínculo telepático con mi caja de reservas, por lo que yo se, el hachís se lo traían de una aldea perdida en el Rif, ese doble cero no seguía los cauces habituales, la familia marroquí con la que trataba Charli eran más unos amigos que unos traficantes, él había hecho la mili en Marruecos con la Legión, y al parecer estuvo desaparecido unos meses por aquellas aldeas, le costó un tiempo de prisión militar, por intento de deserción o algo así, el caso es que el costo estaba cojonudo y se lo traía personalmente un marroquí, un par de veces al año, con lo que había poco riesgo, por más que se lo pregunté en tardes de fumada en el Drop y otros tugurios nunca me supo/quiso decir como lo ocultaban, quizás él tampoco lo sabía, esos viernes de principios de otoño en los que la brisa caliente te mece en un mundo de ensoñación a última hora de la tarde con un cielo anaranjado que parece una cálida recompensa a una semana de mierda son los mejores para esconderse en la primera escalera de la playa de San Lorenzo y fumarse un estupendo canutazo al lado de las olas que rompen contra las piedras, nunca le agradeceré suficiente al Charly enseñarme aquel pedazito de paraíso salvaje a los pies del mar y la ciudad a la vez, hoy era uno de esos viernes pero cuando llegué a la esquina Charly no estaba allí, así que me metí en el Llamber, una tasca de perroflautas que había enfrente de la esquina y desde el ventanal se podía ver toda la calle, mientras esperaba el perro flauta que atendía hoy me estaba dando la vara con no se qué del nuevo orden mundial, supongo que por esas cosas el Charly siempre acababa a voces con los perroflautas, él era un hippi, pero tenía su aprecio por la Legión y el orden, una mezcla un poco rara, mientras degustaba mi tercera rubia y fumaba algo que me habían dado los chavales, parecía yerba pero te dejaba la garganta como papel de lija, supongo que no tenían mucha idea de jardinería, el caso es que mientras estaba allí vi algo que me impactó, y aún hoy, mucho tiempo después me pregunto si hubiera podido hacer algo, en aquel momento me quedé paralizado, la escena fue tal cual os la cuento, una señora mayor, le calculo unos 80 paseaba por la acera de enfrente del Drop, ataviada con un paraguas y un bolso, tamaño industrial, no era raro ver señoras de esa guisa por aquellas calles ya que cerca estaba la iglesia de Begoña que hacía jornada continua hasta las diez, tampoco era raro ver gente de mal vivir, como señoritas de dudosa calidad, y enganchados a la jeringuilla, eran finales de los 80 y Gijón aún se desangraba en un mar de ignorancia respecto a la heroína, la señora giró la esquina y avanzó lentamente por la calle, no se porqué yo estaba observándola en ese momento, en su lento devenir yo me percaté de que había alguien resguardado en el primer portal, no le di mayor importancia aunque intenté ver si era el Charly, cuando la señora llegó a la altura del portal, un tío de unos 35 espigado y más delgado que un rabo de una cereza salió y se colgó del bolso de la señora, lo que no se esperaba es que la señora se aferrara a él como una lapa, el caso es que el yonqui intentó salir por patas con el bolso agarrado así que la señora se cayó al suelo e iba a rastras cuando de pronto apareció el Charly y lo tumbó de un derechazo, en ese momento salí a la calle y vi que la señora estaba despellejada, por el tiempo que había ido a rastras por una calle de cemento, el Charly sujetaba al tío boca abajo e intentaba levantar a la señora pero al parecer tenía un tobillo roto, cuando llegué allí el Charly quería irse a toda leche y dejarme sujetando al tío, pero no le dio tiempo, al segundo llegó un furgón de la guardia civil, y pensando no se el qué pusieron al Charly y al flacucho contra la pared, al huesudo le pillaron una navaja y un papel de plata usado, yo intenté que no registraran al Charly explicándoles lo sucedido, pero ni caso, al Charly le pillaron unos 100g de costo marroquí de primera calidad, lo que fue suficiente para que le llevaran al cuartel. Al día siguiente me levanté inquieto, no tenía chocolate ni a quién pillárselo, y la suerte del Charly me reconcomía, quizás si yo hubiera sido mas rápido los verdes no se lo hubieran llevado, me dispuse a desayunar después de bajar a comprar La Nueva España, diario independiente de Asturias, mientras me tomaba mi primer café me dirigí a las paginas de Gijón a ver si salía algo del atraco, y me encontré con el siguiente titular «ex-legionario buscado por asesinato ejerce de héroe», no me lo podía creer así que busqué a la única persona que podía aclarármelo, la Milagritos era acompañante habitual del Charly, su esquina estaba cerca y Charly tenía un gran apego por las chicas hundidas, según me contó la Milagritos Charly había desertado cuando cinco o seis oficiales se habían cargado a un compañero suyo y intentaban échale el muerto a él, Charly había estado en prisión por desertar hasta que cuando lo declararon culpable de asesinato logró escaparse de prisión gracias a su amistad con los marroquís y a que la prisión estaba en Ceuta, había llegado a Gijón en barco y confiaba en que nadie lo encontrara allí, años después me enteré que lo habían tenido preso dos años pero que gracias a su historia el caso del asesinato se habia aclarado, hoy he vuelto a ver al Charly por el barrio, hace tiempo que no fumo, pero quién sabe....


                          Seudónimo: dirtysanchez
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                            EL GUARDIAN VERDE

                            La gran hoguera, que todo lo alumbraba, era la protagonista? todos mis compañeros de Horda sentados a su alrededor, clavaban sus pupilas encendidas en las llamas.
                            Los tambores de la danza ritual empezaron a impactar en nuestros oídos, el ritmo acompasado era el salvoconducto para ese viaje de unión con nuestros ancestros.
                            Encorvado, enjuto, con su piel curtida por el frío viento de la estepa, ahí estaba el viejo Chamán, con todos sus objetos, rodeándole un aura que lo hacía portador de un estigma haciéndole un ser singular.
                            Tras oír el sonido de los tambores se incorporó, desenvolvió una piel de cabra que guardaba las hierbas en cogollos prensados; sus uñas arrancaban una a una las hebras, introduciéndolas en el Silux. Tras darse unos golpes en la frente y alzarlo al cielo, clavó sus negras pupilas en cada uno de nosotros.
                            Respiró el humo de la pipa que fue pasando de mano en mano, todas nuestras gargantas fueron arañadas por las mismas garras, ya no existía la aldea, ya no éramos manos verdes sentados alrededor de una hoguera, nuestras mentes eran lanzadas a vuelo de pájaro, con cada bocanada el desierto entraba en nosotros, los tambores elevaban el ritmo, los cuerpos se alzaban impulsados por un resorte?
                            La danza había comenzado, cada pensamiento coleteaba como un pez fuera del agua, quemando uno a uno todos nuestros demonios.
                            Mientras mis compañeros volaban en todas las direcciones, fui arrastrado por el humo que aún quedaba en mis pulmones a un mundo acuático, vi miles de águilas que se ahogaban a mi alrededor, náufragos que espiaban todos sus pecados, y caían en vertical como peces de piedra quedando varados en el fondo de mi frio mar.
                            Sierpes enroscadas estrangulaban mis pensamientos, ya no era humano lo que sucedía dentro de mi, el mundo se presentaba tal cual, las puertas de la percepción estaban abiertas de par en par, ¿que es este escalofrío que me invade? No me dejaré llevar por el pánico, abro el círculo de mis pensamientos, y la paranoia desaparece, un camino en línea recta, la forma más rápida de atravesar este inhóspito desierto.
                            ¿Quien eres, que haces aquí?
                            Mi nombre es Valioso, de la horda de los manos verdes, una sonrisa simiesca se dibujaba en la cara del que me lanzaba sus preguntas..
                            ¿Te has mirado?
                            El desconcierto se apodera de mi, miro a mi alrededor y me descubro sentado en un sofá de cuero rodeado de muebles, y encerrado entre cuatro paredes decoradas con cuadros de infinitos colores, mis ojos se fijan en una pantalla donde desfilan miles de rostros, me descubro a mi mismo con unas bermudas, unas chanclas de northface y una camiseta del pull&bear.
                            Las carcajadas no dejan oír la música que sale de los altavoces, y distingo através del humo blanco a mis compañeros de fumada con los ojos inyectados en sangre, y el silux aun caliente en el cenicero de baquelita.
                            Nico, esta vez si que has dado con un buen cruce, esta hierba está de escándalo.
                            Voy al baño aliviado a mojarme la cara y noto como una a una las gotas resbala por mi frente.
                            Pufff chico! que subidón.
                            Cuando algo insólito veo reflejado en mi espejo, tengo el rostro y las manos teñidos de verde?.

                            Pseudónimo: Nikolus
                            - POR UN FORO SIEMPRE VERDE -

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                              YERBAMAN


                              Mierda, otra vez Game Over.
                              Era la decimoquinta vez que le mataban en esa pantalla del Sonic. No lograba pasar de esa fase. Ya sé lo que estaréis pensando, que no es un juego muy de moda, pero es que nuestro personaje es un aficionado a los juegos Retro.
                              Manuel dejó el mando en la mesa, cogió su canuto de Black Jack y fumó hasta decidir que era el momento idóneo de darse una duchita. Se preparo para después su muda consistente en unos pantalones vaqueros cortos y una camisa, que a ojos de un fanático de moda, le habría parecido hortera a más no poder. Manuel es ante todo una persona aseada a la par que hortera.
                              De repente sonó su móvil, salió atropelladamente de la ducha y lo miró, era un número conocido. Lo cogió. Al otro lado escucho la contraseña verbal que tan bien conocía. Era el momento, había otra nueva aventura para Manuel.
                              Corrió hacia su armario y tiro de la palanca de marchas de coche que tenía en el fondo del armario, abriéndose un hueco del que extrajo su uniforme de trabajo. La casa de nuestro héroe ocultaba multitud de secretos… al igual que el mismo.
                              Enjuto en su traje verde y amarillo de tejido de cáñamo, un fino trabajo cortesía de las ancianas vecinas del 2ºA, camellas de su barrio de toda la vida, se encuadro su antifaz y a toda prisa abrió las puertas de su balcón y saltó, precipitándose al vacío, sintió el golpe del viento en la cara y aterrizo sin problemas con una pose semiheroica. Por supuesto nuestro héroe era un enamorado de los comics de héroes Marvel, y claro, vivía en un 1º piso a pie de calle. Nuestro héroe es un fumeta, no tonto.
                              Corrió a toda prisa hasta llegar a una esquina conocida para él donde su amigo se estaba peleando con otros dos desconocidos, y ayudándose de la velocidad que de por sí ya llevaba saltó contra los desconocidos abriendo los brazos y asemejándose a una gaviota enferma o paranoica en una caída en picado. Cayó de bruces la mitad en el suelo y la otra mitad encima de un adversario. En el camino recibió un par de golpes de el otro contrincante, pero a él no le importaba pues nuestro urbanita héroe solía meterse en líos muy a menudo y no estaba acostumbrado a quejarse de un par de golpecitos más.
                              Con la ayuda de su amigo Pelos consiguieron expulsar a ambos adversarios, recuperando así Pelos su mochila en la cual había más de 1 mes de fianza, que duramente había conseguido trabajando en un bareto asqueroso con un jefe peor, para él, su abuela, un perro anoréxico y un gato asmático, que también eran suyos y con los que vivía. Cabe decir que nuestro héroe es una persona que no duda en ayudar a sus amigos (por ello tenía ese número de móvil para las ``emergencias´&#180 y que sentía debilidad por perros anoréxicos y gatos con problemas de carácter respiratorio, por supuesto.

                              Después de recibir las gracias de su colega Pelos, Manuel volvió a su piso. Por el camino apostó consigo mismo si la próxima vez que jugara a la consola conseguiría pasarse la dichosa pantalla. Abrió la puerta de su casa, se sentó en su sofá y empezó a cambiarse de ropa. Recién quitado el antifaz y su ``uniforme de trabajo´´ se dio cuenta de que su canuto aun estaba encendido por lo que dio buena cuenta de él, como un amante que lleva sin ver a su amada 8 días.
                              Encendió la consola y cuando volvió a perder en la pantalla de marras, decidió (no sin antes cagarse en todos los muertos de ese bicho azul y con púas cuya única dedicación era ir de aquí para allá corriendo a toda ostia sin reparar en radares de tráfico y otros pormenores del día a día) que era el momento de dedicarse a otra cosa.
                              Se sentó en su escritorio provisto de diversos enseres de dibujo, hojas de papel grueso, bolis de sombrear, rotuladores, lápices de grafito de diversas tonalidades y grosor, escuadras, maquetas de diseño, etc., y empezó a dibujar, como todos los días hacia, con empeño y dedicación, a su héroe en el cual se había sentido tan orgulloso de ser creador que quiso parecerse a él, aunque no llevara su mismo nombre puesto que el nombre YERBAMAN solo le pertenecía a su personaje, ya que ante todo, nuestro personaje de esta historia piensa que todos los personajes de una historia deben tener alma, una identidad, una personalidad única y un estilo propio.
                              Claro está, nuestro personaje Manuel, es un héroe, urbano, del día a día, un fumeta, un modernillo, un pasota, idílico, propicio a los líos que traen de cabeza a su novia… pero ante todo y eso será así siempre, un héroe para los que son sus amigos.

                              (pseudónimo, Llanero Solitario)
                              Editado por última vez por C.Cultura; https://www.cannabiscultura.com/foro-marihuana/member/1988-c-cultura en , 20:08:11.
                              - POR UN FORO SIEMPRE VERDE -

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                              • #45
                                Respuesta: Relatos Cannabiscultura

                                SILUETAS EN EL DUENDE AZUL

                                Un jadeo flamenco penetró por las rejillas de ventilación, se arrimaba y alejaba con el
                                zigzagueo del viento, me levante, alcé la persiana y saque la cabeza al exterior, los
                                últimos rayos de sol doraban los tejados de los edificios y un frescor lunar empezó a
                                lamer el aire espeso del día. El trabajo nocturno y monótono en la fábrica de corcho me chupaba el espíritu y el ingenio hasta dejarlo sin pilas. Ordene la parafernalia, me lave los dientes, pase un bastoncillo por las comisuras del piercing, me afeité, pensé en el escondrijo donde tenía guardado una beyota de hasch casero y me vestí. Puse un filete de pollo en la plancha, fume unas caladas de White Widow, mientras la carne se hacía miraba los noticiarios en mi portátil, la televisión me parecía una gran cagada, en internet encontraba medios imparciales sin tener que tragarme la suntuosidad publicitaria que escupía el capitalismo; saque el filete, comí y voilá, como nuevo. El barrio estaba tranquilo, me dirigí hacía mi bibicleta, me monte y comencé a pedalear con avidez. Eche un vistazo rápido al reloj y ciegamente calcule que tenía dos horas y media de ocio antes de ir al trabajo. Visualice el terreno, la calzada se bifurcaba en tres direcciones, en una esquina a mano izquierda debajo de unas oficinas se encontraba el Duende Azul, un club en el que era socio y donde intimaba con una chica llamada Lola.
                                Lola era la chica más hermosa a 100 km a la redonda. Española de raíces latinas, su enorme tren trasero sostenía su torso ondulado y sus ojos verde esmeralda hacían juego con su espíritu místico. Lola desconocía el centro, originaba amor y odio con la facilidad de un medio sensacionalista. Su cabello alborotado de color yema de huevo causaba incendios dentro de los ojos de sus inquilinos. Algunos decían que era problemática. Lo decía la gente necia que no la conocía y no podían entenderla porque carecían del sentido artístico de la vida. En su interior Lola respiraba historia, cultura y arte; podía hacer bailar las palabras, podía pintar tus deseos en el aire, reciclar tu espíritu, robarte el ego, pisotearlo y apaciguar tu dolor fundiéndose en la niebla. Su psique era diferente; su estilo de vida era el contraste bajo un mundo gobernado por absurdas prohibiciones y monedas de oro. Lola creció con 3 hermanas en una caravana a las afueras de la ciudad, su padre falleció antes de que hubiera nacido y su madre se esfumó en tinieblas, vivía casi con lo básico, meditaba unas 18 horas diarias y le gustaba broncear su azucarada piel. Ahora en su plenitud sexual un avispado cazatalentos le proporciono un empleo de relaciones públicas en el Duende Azul; un pasa tiempos antes de llevarla a desfilar a Amsterdam. Yo la conocí 3 meses atrás en las cortinas de un reservado, allí probé sus dulces labios que me transportaron a un estado narcotizante tan psíquico que por unos momentos tenía la sensación de que mi cuerpo echo a volar a un lugar dónde los demás no podían verme, desde entonces no me separe de ella.
                                El Duende Azul ofrecía placeres completamente inusitados. A lo largo del año hacían actividades de todo tipo, todo bajo una atmósfera alternativa. Yo me dirigía hacia el sótano del local.
                                Para acceder al sótano tenías que llamar y mostrar por la rejilla de la puerta tus credenciales. Así hice, en el interior algunos picoteaban dulces en media docena de mesas ocupadas y un ejército de pequeñas antorchas se posaban en los ceniceros. La luz azul y blanca de los neones iluminaban la sala oscura como si fuera el reflejo de un glaciar bajo una nube de estrellas y un dub jamaicano salía de los bafles. Los asiduos al sótano éramos 150 espartanos de la contracultura todos con un denominador común: el cultivo y consumo de cañamon. Con una mínima cuota al mes manteníamos el local, la marihuana venía de un cobertizo secreto fuera del club donde nos reuníamos cada 4 meses todos los socios, cada uno aportaba libremente parte de su cosecha, se clasificaba por variedad y se envasaba al vacío para camuflarla dentro de cartones de café. Un socio que trabajaba en una empresa de paquetería garantizaba los múltiples portes, las reglas eran claras, no estaba permitido comerciar con marihuana dentro del local bajo ningún concepto, se consideraba un intercambio colectivo sin ánimo de lucro. Después de 3 años el sótano del club iba sin problemas, sólo que no sabíamos hasta cuando…
                                Lola estaba en el pódium bailando con el vaivén del flujo de los ventiladores, cuando me decidí a saludarla oí a mis espaldas un golpe seco y hondo que provenía de la salida de emergencias, unas sombras negras se deslizaron por el pasillo posterior, las pisadas se detuvieron al abrigo de un ángulo muerto. Una inquietud nebulosa invadió mi cuerpo cuando ocho siluetas negras entraron de repente en el local a gritó de: ¡Quietos!, ¡todo el mundo manos arriba y rodillas al suelo! . ¿Qué es esto pregunte fríamente? ¿Un atraco?, en mi cartera no vais a encontrar ni un céntimo. La sala sintió que el terror lo dominaba, una forma negra se abalanzó sobre Lola, cuando quise impulsarme hacia ella 5 hombres se plantaron ante mí en semicírculo, un odio desnudo llameaba en sus ojos, oí sonar el cerrojo de un fusil de asalto y lo último que ví fue una culata atravesar mi consciencia.
                                Cuando recobré el conocimiento en el hospital sentí al tocarme la nariz como si una granada estallara en mi cara, en la habitación derecha un hombre con una pierna escayolada tenía encendida la televisión. Cuando escuche las palabras el duende azul mire con gesto inquieto e interesado. Veía las siluetas negras escurrirse en el local mientras en la parte inferior subrayaban en subtítulos operación contra el narcotráfico, a continuación mostraron orgullosos el cadáver descuartizado de Lola sobre una mesa de cristal.
                                Hice bien en dejar de ver la televisión, pensé con una mezcla de humor macabro e ironía.

                                (pseudónimo - Verdinegro)
                                - POR UN FORO SIEMPRE VERDE -

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