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Cosecha de negocios

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    Cosecha de negocios

    El banco de semillas de cannabis más grande del mundo ya desarrolla actividades en Uruguay esperando que se regularice el mercado; Que Pasa habló con ellos. No son los únicos empresarios que esperan la nueva ley.







    Hay una larga cola de inversionistas con diversas capacidades financieras y logísticas dispuestos a invertir en el Uruguay de la marihuana regulada. El asunto de proveer al usuario es cosa de chiquillos frente al potencial productivo de la planta en un mundo que mayoritariamente le dice no a la marihuana. Uruguay podría tener en sus manos un gran diferencial.
    La planta de la marihuana no se puede patentar porque es ilegal. Lo que se puede hacer es registrar un nombre comercial pero no la genética. Es lo que hace Green House Seeds Corporation, probablemente el banco de semillas de marihuana más grande del mundo.
    Con sede en Ámsterdam, Holanda, este banco de semillas es el responsable de marcar las tendencias de consumo de marihuana en todo el mundo. Sus variedades son las más clásicas: son a la marihuana lo que el Martini, por ejemplo, es al vermouth. Y ya tienen una avanzada en Uruguay.
    Desde 1985 Arjan Roskam, por entonces un joven aventurero holandés, comenzó a llevar semillas de Nepal, Laos, Tailandia y otros países asiáticos para Holanda. Puso la maquinaría a funcionar y empezó a ofrecer su cosecha a los coffee shops. Sus variedades haze y skunk de plantas sativas querían competir en un mercado inundado por las plantas índicas, que ocupan menos espacio, ofrecen la flor en menor tiempo y tienen mejor desempeño en invernadero.
    La hierba de Roskam era la más cara de Ámsterdam porque la sativa demora más en florecer, el porte de la mata es grande, sus costos de producción altos, y había pocos interesados en comprarla. No se dio por vencido: en 1992 abrió Green House, su coffee shop. De a poco se convirtió en el principal banco de semillas del mundo. Además de vender cientos de miles de semillas por año puso a las haze y las skunk en los paladares de los consumidores de todo el mundo.

    Green House viene apoyando -como otras firmas del ramo- las actividades que se hacen en Uruguay desde que se anunció la intención de legalizar la marihuana. Dieron su patrocinio para talleres de cultivo que se hacen habitualmente y para las dos copas cannábicas (en las que se elige, a través de un jurado, la mejor marihuana en Uruguay) que se celebraron en Montevideo, en los dos últimos años.
    Heiko de Green House dice a Qué Pasa desde Ámsterdam que apoyan las intenciones del gobierno uruguayo pero "no lo vemos en términos de mercado, queremos que la legalización en Uruguay sea exitosa". Su idea es que "si Uruguay legaliza, si Estados Unidos legaliza, muchos países seguirán el ejemplo. Si Uruguay hace un buen trabajo no creo que sea solo importante para nosotros, lo es para todo el mundo. Muchos países están transitando hacia el cannabis médico, hacia el recreacional, los clubes sociales o que se descriminalice el uso de marihuana".
    Se lo nota, a través del teléfono, muy entusiasmado.
    Cada semilla cuesta al público unos cinco dólares y existen tanto para uso recreativo como medicinal. La productividad de la planta varía pero, con una de estas genéticas, nadie cosecha menos de 20 gramos.
    Green House quiso patentar más de 200 variedades que fueron hibridando con el correr de los años en laboratorios con ingenieros químicos y genetistas a tiempo completo trabajando con todas las facilidades; tienen 200 empleados. No pudieron patentar sus genéticas, pese a que son de las que más se fuman en el mundo, porque la planta está prohibida, según les informaron en la oficina de patentes de Estados Unidos. Se contentaron con registrar la marca comercial de las semillas que hibridaron a la espera de un mercado legal.
    La empresa tiene un gigantesco banco de semillas para preservar, del paso del tiempo y las fumigaciones militarizadas, miles de variedades de cannabis. Las guardan en cámaras frigoríficas en distintos países.
    Las preservan "para la humanidad", dice Heiko con cierto orgullo desde Ámsterdam. "Creemos que la planta es para todos y que nadie tiene derechos exclusivos sobre la madre naturaleza". Por supuesto que les encantaría trasladar su banco de semillas globales a Uruguay, dice Heiko.
    Patentando.

    No todos piensan como él sobre la madre naturaleza y los derechos de todos: hay cientos de patentes sobre usos terapéuticos de la marihuana y sus precios en el mercado son tentadores.
    GW Pharma es el laboratorio del Reino Unido que elabora el Sativex: un pulverizador bucal de 10 mililitros provisto de THC y CBD, dos de los principales cannabinoides de la planta. Su precio en Europa puede llegar a los 400 dólares. Los médicos lo recetan para disminuir los dolores de la espacticidad muscular que produce la esclerosis múltiple. Desde su aprobación en 2010 una veintena de países lo incorporaron al vademécum. En los últimos tiempos se descubrió que puede tener aplicación ante la incontinencia urinaria y la artritis. Actualmente, se hacen ensayos clínicos para conocer su efectividad en el tratamiento a la epilepsia, diabetes y esquizofrenia entre otros trastornos. El 7 de marzo pasado GW Pharma consiguió la aprobación de su patente para el uso de fitocanabinoides (es decir los cannabinoides de la planta) para tratar ocho tipos diferentes de cáncer.
    En Estados Unidos la noticia caló grueso entre activistas, pequeños laboratorios y dispensarios del cannabis medicinal. Ellos ofrecen lo mismo que el Sativex pero a 20 dólares. Con esta última patente temen que la empresa llegue a monopolizar éste profiláctico para el tratamiento del cáncer. Los estudios aleatorios y doble ciego permitieron probar científicamente los resultados medicinales de estos productos. Algo que con la planta no se puede hacer debido a su ilegalidad y la gran cantidad de trámites que los científicos deben completar para acceder a unos pocos gramos.
    Mientras la DEA sigue clasificando al porro como una droga peligrosa, el Health and Human Services de Estados Unidos -algo así como el Ministerio de Salud Pública uruguayo- tiene una patente para el uso de cannabinoides en el tratamiento de enfermedades como Parkinson, Alzheimer y para los trastornos neuro cognitivos asociados al VIH.
    No es la primera vez que el gobierno de Estados Unidos patenta algo referente a la marihuana. A pesar de la intensa lucha contra las drogas, a principios de la década de 1980 ya eran seis los estados de Estados Unidos que ensayaban clínicamente la dispensación de THC oralmente o fumado para reducir o eliminar las náuseas sobre todo de las quimioterapias y también para la anorexia.
    Una de las experiencias fue la del National Cancer Institute(NCI) que daba a sus pacientes Marinol: una gragea de THC y aceite de sésamo para fomentar el apetito y disminuir las nauseas. En 1981 el NCI vendió la patente al por entonces pequeño laboratorio Unimed que lo puso a circular en las calles. Hoy, 30 pastillas de 10 miligramos cuestan unos 860 dólares y se utiliza en una veintena de países. Las autoridades regulatorias alemanas este año le bajaron sensiblemente el precio, el año pasado lo usaron 3.000 alemanes.
    Otra droga similar es el Cesamet de Valeant Pharmaceuticals. Su principio activo es la nabilona, un análogo sintético del THC. Treinta cápsulas en el mercado estadounidense cuestan más de 800 dólares. Cuando los antieméticos no dan resultado, en una veintena de países los doctores no tienen prurito en recetar estas medicinas. Éstas empresas cotizan en bolsas de valores. La apuesta es alta.
    A la uruguaya.

    En Uruguay el negocio del cáñamo empezó hace rato. En 2010 y luego de un paciente tramiterío, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) comenzó una plantación de cáñamo industrial, una variedad de la marihuana con un contenido inferior al 1% de THC, o sea, sin efecto psicoactivo.
    Fabrizio Giamberini viene trabajando desde entonces con el INIA en su empresa: la Latin America Hemp Trading. Con satisfacción dice que la experimentación en La Estanzuela arrojó los mejores resultados. El empresario proyecta dos tipos de aplicaciones, uno con la semilla para la industria alimenticia y cosmética y otro con el tallo. También asegura que la plantación es sustentable, no solo económicamente sino para el medio ambiente.
    Ni bien se regule el mercado, comenzará la explotación del grano para la exportación. El aceite de cáñamo es rico en ácidos grasos poliinsaturados y posee el mejor ratio de Omega 3 y 6 entre los aceites vegetales para consumo humano. Es rico en aminoácidos, proteínas y fibras. "Es un componente alimenticio muy saludable", dice Giamberini. Su aceite tiene propiedades curativas para la piel: combate la dermatitis y la psoriasis y otros trastornos cutáneos. Luego de prensado el grano se aprovecha la torta proteica elaborando una harina apta para celíacos.
    La fibra del tallo abre un abanico de posibilidades, sobre todo para la industria de biocompuestos: plásticos y/o resinas reforzados con fibras naturales. Mercedes Benz y BMW utilizan al cáñamo en los paneles de sus puertas entre otras fibras vegetales.
    La fibra leñosa también logra biocombustibles, papeles especiales y es aplicado en la industria de la construcción como aislante térmico. Alemania, Francia, Irlanda y España son algunos de los países que invierten y desarrollan distintos métodos para la aislación térmica. Una patente de reciente aparición permite construir casas y galpones con cemento, agua y fibra de cáñamo.
    El NOVA Institut de la ciudad alemana de Colonia informó en marzo que la demanda global de biopolímeros (plásticos hechos con polímeros obtenidos de hidrocarburos o carbohidratos) se triplicará a 12 millones de toneladas en 2020.
    "Si nosotros no generamos desarrollo en investigación y aplicación para abastecer esa demanda de fibras naturales nos vamos a perder un mercado muy importante. Es una alternativa productiva más para el Uruguay", advierte Giamberini a Qué Pasa.
    Movida Cannábica es una agrupación de activistas y cultivadores desparramados en varios departamentos. Su referente, Julio Rey, explica a Qué Pasa que piensan hacer cooperativas para abastecer a las farmacias y abrir clubes a partir de los grupos activos en Maldonado, Florida, Tacuarembó y Paysandú, entre otros.
    Actualmente trabajan en la redacción de los estatutos y en el correr de setiembre comenzarán una ronda de reuniones por varias ciudades para lograr un acuerdo sobre los objetivos en común.
    "Un objetivo primordial es la producción nacional y el desarrollo social para implementar el proyecto", dice Rey. "La marihuana y su producción no precisa grandes inversiones, debería estar bien repartida en el país con productores locales que alimenten la cadena de distribución en las farmacias y también estimular la formación de cooperativas y la capacitación. Me parece importante privilegiar a las genéticas de marihuanas uruguayas que ya tienen 12 años y más incluso. Son variedades que demostraron una genética estable".
    "El lado medicinal tiene un campo interesantísimo para explotar. Podríamos ser los primeros a nivel mundial que se abren a la investigación del cannabis como medicina y su desarrollo. Pero no solo exportando el tricoma (cápsula microscópica que envuelve a los cannabinoides) como se exporta ganado en pie, sino desarrollar toda una tecnología nacional, una cadena productiva con valor agregado", opina el entrevistado.
    Paraferanalia y grow.

    Pero por ahora estos negocios siguen tan prohibidos como la planta. Y por eso un analista de sistemas prefiere el anonimato para contar su historia. Tiene un trabajo bien remunerado pero un hobby le ganó a los años de estudio. Comenzó asesorando amigos deseosos de instalar lo necesario en el hogar para tener un grow, como se le dice a los invernaderos hogareños.
    Lámparas de sodio, leds, extractores de aire, sustratos, medidores de PH y todo lo necesario ofrece este empresario que ni siquiera quiere que se mencione el nombre de su empresa. Espera que se legalice para montar un local, por ahora funciona en un taller montevideano armando los grow a demanda y en el domicilio del cliente.
    Ya hay otro grow: Urugrow, que sí tiene su local en la galería Trocadero y ofrece todo lo necesario para cultivar en el hogar excepto semillas. Tal vez los primeros empresarios del porro en Uruguay sean los Yuyo Brothers. Dos hermanos que nacieron escuchando el traqueteo de la máquina de coser materna. Hace 12 años montaron su local ofreciendo indumentaria urbana que se destaca por la hoja marihuanera de cinco puntas que se ve pasear en bolsos y morrales por todo Montevideo. Ahora ofrecen hojillas, pipas y toda la parafernalia cannábica, en su local los clientes se arremolinan uno atrás del otro con puntualidad alemana.
    Quique recuerda cuando su padre lo quería internar porque se enteró que fumaba marihuana, hoy su padre cultiva. El cambio "pasa en todos lados", afirma. Quique también espera que se regule el mercado: quiere poner un grow. "Hoy en día material de grow se puede vender. Puedo vender plaguicidas, sustrato y muchas cosas que no incitan al consumo. Pero se podrían llegar a vender semillas para que los cultivadores tengan facilidad en adquirirlas", proyecta.
    En los últimos años, Uruguay ha sido un mercado muy tentador para emprendimientos empresariales. Ahora con la inminente ley que regulará el mercado de marihuana (que hasta Tabaré Vázquez apoya, por lo visto) la disputa por ese nuevo mercado está en las gateras.
    (*) Autor de Marihuana y otras yerbas: prohibición, regulación y uso de drogas en Uruguay (Sudamericana)
    200

    empleados tiene la empresa Green House Seeds Corporation, que existe desde el año 1992
    CLUBES DE AMIGOS

    "Cada club va tener su perfil al ser tan pequeños (15 a 45 miembros) la idea es reunir a gente con sus mismos intereses, como una asociación de amigos", adelanta a Qué Pasa Laura Blanco, presidenta de la Asociación de Estudios del Cannabis. Podría haber clubes de marihuana médica, otros con deportes, otros con psicólogos, psiquiatras, pacman y mesas de pool.
    EL GOBIERNO YA TUVO CONTACTOS

    Interesados sobran

    En una entrevista con la agencia española EFE, el secretario general de la Junta Nacional de Drogas, Julio Calzada, explicó que ya hay quienes han mostrado al gobierno uruguayo su interés en producir marihuana en el país entre ellos algunos uruguayos que viven en el extranjero, proceden de España, Holanda, Inglaterra, Canadá, Estados Unidos o Israel, aunque no ofreció más detalles sobre su identidad.
    Según Calzada, los interesados no solo quieren producir la droga para uso recreativo sino también terapéutico, un campo que también está incluido en la ley que regulariza la producción y venta de marihuana.
    Las empresas, dijo Calzada, van a tener que cumplir "requisitos vinculados a las capacidades que puedan tener para realizar el cultivo", como el conocimiento del sector agrícola en general y el de la marihuana en particular, pues por ejemplo la planta "no se puede polinizar" y es mejor plantarla en invernaderos.
    "Solo sirven las plantas hembras y si estas se polinizan se pierden", detalló.
    Serán compañías "de mediano porte", con "especialización de la mano de obra" y que cumplan con las "condiciones normales que el Estado le pone a cualquier empresa", como que estén al día de sus impuestos y estén debidamente registradas.
    "Se van a tener que licitar seguramente entre 20 y 40 licencias" para que controlen "entre 20 y 40 hectáreas" de las 17 millones cultivables de Uruguay y deberán producir "entre 20 y 22 toneladas al año" estimadas para abastecer al mercado.
    Los volúmenes manejados por ahora son "para el consumo interno" y "para abastecer el mercado de uso recreacional" pero "aparte están las empresas que tiene interés en usos terapéuticos, farmacéuticos o cosméticos".
    En ese caso "necesitás una producción con mayor escala pero ahí se montarán laboratorios y los controles tendrán que ser muy precisos y muy claros", anticipó.
    Sobre los clubes de consumidores, el funcionario especificó que funcionarán como "asociaciones civiles" o "cooperativas", podrán tener entre 15 y 45 miembros, estarán registrados y deberán cumplir "las condiciones generales de la ley plantea".
    SOROS, MONSANTO Y LOS RUMORES

    ¿Marihuana transgénica?

    El rumor se extendió: el magnate George Soros (foto) mediante su fundación Open Society Foundation y la Drug Pollicy Alliance (que también integra el cantante Sting) financia la campaña de Regulación Responsable. La lógica se impuso: Soros tiene acciones en Monsanto; Soros quiere llenar Uruguay de marihuana transgénica.
    Soros, de hecho, vendió sus acciones de Monsanto en 2010. Pero más allá de la anécdota, es tonto no pensar que una larga lista de grandes empresas transnacionales no estén observando con interés el experimento uruguayo.
    En julio de 2012 el ministro de Defensa Eleuterio Fernández Huidobro dijo que no habrá marihuana transgénica en Uruguay a la revista argentina THC, que también está acusada de ser financiada por Soros.
    La aclaración de Huidobro no tiene mucho sentido, porque no existe marihuana transgénica. La transgénesis transfiere genes de vegetales o animales a una planta, por ejemplo.
    Lo que hay con la marihuana es hibridación, como con el tomate, la papa o el girasol, para obtener las semillas adecuadas para el uso buscado.
    Sebastián Valdomir, integrante de la plataforma Regulación Responsable, dice a Qué Pasa que las organizaciones sociales de la plataforma (entre ellas Redes - Amigos de la Tierra o el Pit-Cnt) bregan por un desarrollo sustentable de la economía.
    "Los intereses opuestos a que haya un cambio normativo en Uruguay parecen estar en campaña tratando de deslegitimar este proceso que, además de Uruguay. puede afectar a otras tantas partes del mundo. Tratan de deslegitimarlo sembrando muchas dudas y misterio para tratar de dividir. Parece la única manera de impactar en la opinión pública que tienen", expresa Valdomir.
    EN LA PUTA VIDA ME HE MUERTO
Trabajando...
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